El 8 de septiembre tenía un vuelo programado desde Santiago a Antofagasta con Latam. Minutos antes del embarque anunciaron que el vuelo se cancelaba por “razones operacionales”. Éramos más de 100 pasajeros y la empresa solo entregó un voucher de $5.000 para alimentación en el aeropuerto, lo que claramente no alcanza para cubrir las horas de espera.

Además, nos ofrecieron reprogramar el viaje recién para el día siguiente, sin hacerse cargo de los gastos de hotel ni transporte. Muchos pasajeros quedaron botados en el aeropuerto toda la noche. Latam debería asumir la responsabilidad y ofrecer soluciones reales cuando cancela vuelos, no limitarse a dar respuestas automáticas.